De do a do ¿Es posible vivir de la música en un país como Colombia?
- Frank Harbby Herrera Pérez
- 29 may 2018
- 3 Min. de lectura
Actualizado: 1 jun 2018
La música es el medio más puro y eficaz para transmitir sentimientos y emociones, las cuales en ocasiones son reprimidas y ocultas; esta es una expresión de arte que está al alcance de todas las personas ya sea en el contexto de la ejecución de las notas musicales, como en el deleite auditivo de estas. De igual manera se pueden catalogar varios escalafones si nos enfocamos en los ámbitos interpretativos amateur, principiante, autodidacta, empírico, preparatorio, entre otros. Hablaremos concretamente del músico profesional y del músico autodidacta de la calle o urbano, para evidenciar las similitudes y diferencias que hay entre estas dos categorías.

Por consiguiente, en el camino surge la inquietud que todo músico tiene:
¿Es posible vivir de su pasión musical?
Problema que en un país como Colombia muchos músicos se cuestionan cada día al ver que sus esfuerzos no parecen ser suficientes, debido a la carente apreciación musical que nos ha llevado a enaltecer música decadente y sin ningún sentido estético y mucho menos técnico. Esto en parte a la comercialización sin pudor que convirtió en negocio la música, en donde vende más la carne que se muestra que el talento; una banda y demás instrumentos musicales se crean en un portátil, el manager es más un proxeneta y el público son personas conformistas y sin mayor conocimiento musical que el que ven sus ojos por televisión, problema que ha relegado a nuestra música autóctona y a la música erudita al olvido. La inquietud va acompañada por la búsqueda de la aprobación, la cual es la gran recompensa de todo músico debido a que, sin esta, su vida y carrera se van por la borda.

La labor de la sociedad es enaltecer el esfuerzo de todos los músicos, indiferentemente de su estilo y categoría por ofrecer su talento al público en los distintos ámbitos donde se encuentren, dándoles de alguna manera las gracias por promover la música de calidad.

Comentando ya en contexto, en el camino de los músicos profesionales se evidencia la privacidad y culto que se le entrega a la ejecución de su instrumento, buscando la perfección sonora que solo horas de ensayo y práctica ardua recompensan para llegar así algún día tener reconocimiento artístico y codearse entre las mejores orquestar, filarmónicas y agrupaciones musicales y ser músicos integrales con conocimientos que abarquen el espacio tiempo.

Tomando la percepción desde otro ámbito, encontramos al músico urbano o de calle, un personaje que aporta calidez artística a una ciudad tan ajetreada como lo es Bogotá, facilitando el acceso y la oportunidad de apreciar piezas musicales a transeúntes que tal vez por falta de recurso o tiempo no pueden asistir a grandes conciertos o recitales privados. Este músico debe costear con diversas situaciones que se presentan en su ambiente, como lo son la inseguridad, el clima y el espacio que desea ocupar en consecuencia a que no todos los lugares en los que desea ubicarse son permitidos, adicional a estas circunstancias, debe preocuparse por generar un ingreso monetario en cada ocasión que interpreta su instrumento en las calles por falta de un título profesional u oportunidades laborales. Es entonces, donde encontramos las dos grandes similitudes de estos tipos de músico que son la pasión por la música y la recompensa emocional y monetaria por su trabajo, estos son los pilares que mantienen cada día para no desfallecer en su intento desesperado de vivir de la música.

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