Los pasos de la indigencia
- Frank Harbby Herrera Pérez
- 29 may 2018
- 2 Min. de lectura
La indigencia en las grandes ciudades del país como lo es en Bogotá, es uno de los flagelos que más se evidencian a diario con el solo hecho de transitar por las principales calles del centro y la zona rosa de la capital, pero estos altos índices se incrementan a pasos agigantados y es donde nace la incógnita de ¿quién es el verdadero culpable de esta situación?

La falta de oportunidades, las difíciles condiciones de vida, los problemas personales y la falta de auto estima, incitan a las personas a buscar medios con los cuales satisfacer necesidades afectivas y emocionales que carecen en su diario vivir, encontrando en las drogas la tan anhelada solución, consiguiendo un efecto placebo en sus cuerpos y almas, efecto que necesitan aumentar con cada dosis, haciendo que lo pierdan todo por la misma inhibición que les genera, dejando de lado lo verdaderamente importante como es la familia, los estudios, el trabajo y la vida.
Las personas inmersas en la drogadicción, al no poder costear con dinero propio sus gastos psicoactivos, llegan a denigrarse tanto, al punto de delinquir y cometer actos en contra de su propia voluntad con el fin de tener con que pagar al “dealer”, “jíbaro” o expendedor otra dosis, haciendo de esto un círculo vicioso que conlleva a que las personas terminen vagando por las calles en condiciones deplorables.

Esta problemática afecta a la mayoría de la sociedad, exceptuando a los grandes beneficiados de este negocio: traficantes, ganchos y mafias. Más aún, en un país como Colombia con antecedentes históricos de narcotráfico donde para la oferta siempre va a haber demanda, haciendo que aumente el número de personas en condición de indigencia.
Pero ¿tiene la indigencia alguna solución viable?
El Gobierno Nacional maneja por diversos frentes la indigencia con programas de rehabilitación e inclusión social a la vida con centros de rehabilitación, hospitales, fundaciones y hogares de paso en donde se les demuestra el valor de cada persona y el valor de su vida.
La solución y la salida del mundo de las calles siempre estará con las puertas abiertas, es la decisión y convicción de cada individuo el continuar siendo un lastre de la sociedad o un pilar de esta.
Muchos lo han logrado superando sus más grandes adicciones y regenerándose para aportar a la sociedad con el solo hecho de volver a sus hogares.
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